Conocida por películas como: Vacaciones en Roma, Desayuno con Diamantes, My Fair Laidy o Charada.
Vacaciones en Roma. |
Desayuno con Diamantes. |
My Fair Lady. |
Charada. |
Su sencillez, elegancia y su estilo de vestir la ha convertido en uno de los referentes de la moda más importantes. Además de que en los últimos años su imagen se ha visto muy explotada en cuadros, camisetas, relojes, billeteros, manteles...
Al relacionar a Audrey con la moda es indispensable hablar de Givenchy, marca de moda de la que fue musa, confeccionaron trajes para ella y para sus papeles en el cine, además de crear un perfume inspirado en ella, L’Interdit. Siempre se mantuvo fiel a Givenchy, el modisto que la conocía mejor que nadie.
Tenía un físico muy especial, delgada y con una cara muy angelical, destacaban su sonrisa y sus ojos almendrados. Cualquier mujer de los años 50 y 60 deseaba parecerse a ella, es por esto que su estilo, su maquillaje y sus peinados fueron muy imitados en la época y siguen siéndolo en la actualidad, pues lo vintage es uno de los puntos fuertes en la moda actual.
Su imagen radica en la elegancia natural y en la no ostentación de joyas ni vestuario, ni incluso de carácter, lo que le valió una gran admiración por todo el mundo en todos los estratos sociales.
Le encantaban los vestidos de corte recto y en colores lisos, los trajes de chaqueta tanto de pantalón y falda, las faldas con vuelo combinadas con camisas lisas o jerseys de cuello cisne, los pantalones capri, los pichis, las gabardinas, pañuelos en la cabeza...
No solía llevar tacones, era muy fan del zapato plano tipo manoletinas o mocasines.
Sus estilismos de fiesta eran increíbles, faldas con vuelo, vestidos (tanto largos como cortos) con adornos y brocados.
Adoraba los sombreros y las gafas de sol…Un ejemplo son las míticas Ray-Ban Wayfarer, el modelo de gafas de sol más vendido de la historia, que Audrey lució en Desayuno con Diamantes. La película, aparte de significar el éxito definitivo del modelo de Ray-Ban, abrió un idilio de la marca con el mundo del cine.
Audrey destacó por su glamour, sencillez, naturalidad y un increíble estilo propio. Estuvo de moda y lo seguirá estando pasen los años que pasen. Y es que, más allá de sus papeles, Audrey cautivó por su belleza natural, su personalidad espontánea y sincera, y por su encanto.
Durante estos años el guardarropa de este “icono de la moda del siglo XX”, como la define la casa de subastas de Londres (Sotheby’s), ha pasado por una gran cantidad de exposiciones y subastas en las que se podía ver y comprar el vestuario que utilizó tanto en su vida privada, como en algunos de los míticos filmes que protagonizó. Vestidos creados exclusivamente para ella entre 1953 y finales de la década de los 60 por modistas de la talla de Valentino, Hubert de Givenchy y Elizabeth Arden.
Audrey, decía no preocuparse por la belleza y siempre negó haber sido un icono con frases como:
"La belleza de una mujer no está en la ropa que usa, la figura que lleva o la forma que peina su cabello".
"La belleza de una mujer no está en un lunar facial, la verdadera belleza de una mujer se refleja en su alma. En el cuidado que ella amorosamente da, en la pasión que ella conoce".
"Nunca pienso en mi como un icono. Eso está en las mentes de la gente no está en mi mente. Apenas hago mi trabajo".